El fuego de la educación

De la wikipedia: "La brasa es el resultado de los momentos finales de combustión de la madera. Esto es, cuando un fuego ha desaparecido y se ha apagado la llama quedando sólo la incandescencia. El calor que transmiten las brasas es por radiación."

Cuando uno se plantea su dedicación a la educación, reflexión habitual estos días de junio, me resulta difícil encontrar en mí motivos trascendentes, de esos que quedan muy bien cuando los leo en libros de pedagogía o los escucho en eventos de educación dichos por especialistas.

• Desarrollar la creatividad de las alumnas y alumnos.
• Favorecer procesos de maduración e e integración social..
• Estimular procesos de aprendizaje.
• ...
  

y así muchos más, estos infinitivos que me han enseñado a utilizar cuando hago las programaciones.
Pero para mí, lo que realmente me motiva es el verlos felices en su desarrollo, sentir que he sido capaz de encender un fuego que les anime a crecer, a aprender a ser ellos mismos y con los demás. A descubrir sus capacidades y a llevarlas hasta el final. Ahora en junio discutimos mucho, dialogamos menos y sobre todo nos preguntamos que hemos hecho mal o mejor aún que han hecho mal los otros. Un profesor de esos de asignatura importante, de las que nunca pierden horas e incluso se les añade alguna extraordinaria, preguntaba enfadado que cuantos suspensos podía tener, ¡porcentaje! ¡porcentaje! pedía para que nadie le pudiera echar la culpa por ser el que más suspende. Contesté que 0%, como la cerveza sin alcohol, y no se trata de aprobar a todos o de suspender a un 5% o aun 10% o... se trata de conseguir que todos aprendan, sé que es tarea difícil ya que habrá quien no quiera o no pueda pero siempre tendré la tranquilidad que al menos un pequeño fuego que algún día se convertirá en brasa se habrá encendido.
Discutimos aprobados y suspensos pero no hablamos de maduración, competencias, procesos... y cualquier otro concepto que no sea un examen o un ejercicio en el que poder basar nuestra objetividad y justicia.